Juan Carlos Garrido (Desfase 03).
¿Qué es lo que ocurre cuando aparece en la oficina de un detective un singular trío integrado por un chiquitín en silla de ruedas, una tipa que se asemeja sorprendentemente a Bescansa y un hombre con cara de niño y piden una investigación sobre los gayumbos de su líder? El “sabueso” de esta sátira desternillante, ya sabe que nada bueno. Descubrirá que el caso de los gayumbos desaparecidos esconde el misterio más extraordinario al que se haya enfrentado.
El Mortadelo y Filemón de los tiempos podemitas.
Las carcajadas están aseguradas. Ibáñez ya tiene sucesor.
Juan Carlos Garrido
1965, Ávila.
Su primera novela, “Sombras chinescas”, fue finalista del premio Planeta 2005. Ha resultado ganador del I premio nacional de microrelatos Hipálage 2007, del premio internacional de pensamiento del concurso internacional de microtextos «Garzón Céspedes» 2008 y del segundo premio internacional de narrativa “La barca de la cultura” 2009, el premio de relato fantástico Gazteleku de Sestao 2010 y del certamen Carmen Martín Gaite 2011.
En 2012 publica la novela “Los confines de la noche” con Ediciones Hades.
El caso de los gayumbos
Juan Carlos Garrido
Edición eBook
ISBN: 978-84-946139-1-3 (epub)
Fragmento:
El caso (nunca mejor dicho), es que ese día llegaba puntualmente (una o dos horas después de levantarme) a la oficina, cuando me encontré bloqueando la escalera a un grupo que, siendo generoso, podría describir como variopinto, y, siendo tal como soy sin disimular, de buena mañana y en ayunas, bien podría tildar de raro de cojones, integrado por un tipo chiquitín en una silla de ruedas, que ya quisiera para sí Stephen Hawking, una tipa fea como un sacrilegio o una delación, con expresión de padecer estreñimiento crónico o haber masticado un ajo crudo, que batallaba empujando a la silla por los empinados escalones, mientras otro, con cara de niño, teorizaba sobre la mejor estrategia para alcanzar el descansillo.
—Yo pienso que si tirases, en vez de empujar, sería más efectivo.
—Y yo, que si colaborases en vez de hablar, trabajaría la mitad.
—Ya sabes que tengo una hernia discal.
—Y yo dos licenciaturas y un doctorado, y me toca bregar como una mula.
—Haya paz, que somos todos compañeros, estamos en la misma barca y debemos remar en la misma dirección.
—Claro, lo dice el que va cómodamente sentado en su Trono de Hierro.
—Ya me gustaría a mí no ser una carga.
—Es la típica actitud victimista del marxismo leninismo de toda la vida.
—Y lo dice la comunista de salón, la que es sobrina y nieta del capitalismo opresor y que está en política para echar un rato