M. Victoria Lovaina (Desfase 07).
¿Puede un Estado diseñar una trama criminal para acabar con la carga que supone la tercera edad? ¿Es posible que exista un organismo llamado “Bailes, Orgías y Excursiones” (BOE)? La Susi Fresnedo y Silverio Domínguez, pareja protagonista de esta divertidísima comedia, jamás lo hubieran creído.
Buceo por los bajos fondos payos, de esta España de pandereta y charana.
Pasen y lean, amigos. La diversión está más que garantizada.
M Victoria Lovaina
1959, Barcelona.
Diplomada en Magisterio y licenciada en Ciencias de la Educación, se dedica a la docencia en un instituto de enseñanza secundaria. Ha obtenido diversos premios literarios de novela y de narrativa breve, todos en lengua catalana, idioma en el cual escribe habitualmente.
Tiene editadas las novelas:
Amb ulls de nina, Palma de Mallorca, 2008
Dietari de Les Gorges, Editorial Saragossa, Barcelona, 2009
Pell de gat, Editorial El Bullent, València 2013
Y el conjunto de relatos: Fils de veu, El Toll, 2015
Murió con los gayumbos puestos
M Victoria Lovaina
Edición eBook
ISBN: 978-84-946139-5-1 (epub)
Fragmento:
Silverio Domínguez siempre había pensado que todos los actores que vomitaban cuando veían un cadáver eran gilipollas, todos sin excepción. Ante la visión de un payo vomitando delante de un cadáver se iba directamente del cine maldiciendo a los artistas, al director, y si convenía a la misma taquillera.
—Poco machos sois, muy poco, ¡mierda de película! —decía en voz alta. Y se iba del cine, así, lentamente, cantoneándose, pasando de los silbidos y de los insultos que recibía porque no dejaba ver la pantalla.
—¡Ey, quita de ahí, que la carne de burro no es cristalina!
—Me voy, sí, me voy, que esto huele a gilipollas —decía fuerte, pero ya ni se le oía porque los silbidos y los insultos ahogaban entre sus propios gritos y el sonido de la pantalla.
Pero cuando Silverio Domínguez despertó aquel sábado, a eso de las nueve de la mañana en su cama de metro treinta y cinco por metro noventa, y vio el cadáver de Nazario Ortega Domínguez abierto en canal como una ternera, medio hecho a cuartos, hubiera vomitado hasta la hostia de la primera comunión. Pero se contuvo porque otra cosa no, pero él era muy macho. Tuvo el aplomo de decirse que no podía convertirse en otro gilipollas, que el mundo ya iba sobrado y que tenía que aguantar, que delante tenía el cadáver de su primo y ese era un caso de importancia y que según cómo podía llegar a cambiarle la vida, bueno eso él ni se lo planteó, pero es algo que hubiese dicho cualquiera al ver el cuadro de aquel sábado…