Sergi Escolano (Desfase 04).
Que el derechoso padre de su novia, don Francisco García-Mondéjar, a cuyo lado Millán-Astray parece un izquierdista bolivariano, comience a estar de acuerdo con Pablo Iglesias, a Nacho le parece sospechoso. Pero que su propio progenitor, un militante socialista con eterna foto de Felipe González en el bolsillo, empiece a encontrar más que interesante lo que dice el líder de Podemos, ya le pone la mosca detrás de la oreja.
Esta extraña simpatía se entiende por toda la población masculina del país. Algo huele a chamusquina y tanto Nacho como su novia Bea, deciden investigar el asunto. Tras las primeras pesquisas, todo apunta a unos cargamentos de calzoncillos realizados en el más absoluto secretismo.
¿Qué misteriosa conexión puede haber entre los gayumbos y la ideología? ¿Puede una prenda de ropa interior de caballero cambiar la faz política de España?
Finalista del concurso literario «Desfase – Los gayumbos de Pablo Iglesias» 2016.
¿Qué misteriosa conexión puede haber entre gayumbos e ideología?
Averígualo en este desfase verbal, basado de diálogos ágiles y extraordinariamente incisivos.
Sergi Escolano
1972, Barcelona.
Es un hábil pseudónimo tras el que se esconde Sergi Escolano. Se licenció en Física Teórica pero actualmente se gana la vida como mercenario informático, aunque en sus ratos libres ha hecho apaños como guionista y escritor para clientes variopintos: El Jueves, El Terrat, TVE, Universitat Rovira i Virgili, Punset (no, no tuvo nada que ver con el anuncio del pan de molde)…
Tiene dos libros publicados en papel: «El virus Elvis», libro de relatos que obtuvo un gran éxito de crítica y ventas en su casa (el autor compró 200 ejemplares que aún guarda en un trastero) pero no tanto en el resto del mundo, y «Con pecado concebido» (www.conpecadoconcebido.com), una novela de humor apocalíptico que relata el nacimiento del Anticristo en Barcelona.
Los gayumbos de Pablo Iglesias
Sergi Escolano
Edición eBook
ISBN: 978-84-946139-2-0 (epub)
Fragmento:
—No hay nadie más facha que mi padre pero parece que últimamente le gusta Pablo Iglesias.
—¿Qué dices? ¿Tu padre? ¿Pero cómo le va a gustar Pablo Iglesias a tu padre?
Nacho no se lo podía creer. Hacía unos cuantos años que salía con Bea y conocía bastante bien a su progenitor, don Francisco García-Mondéjar. Pocas personas podía haber en Madrid que fueran más de derechas que don Francisco. Millán-Astray a su lado era un izquierdista bolivariano.
—Que sí. El otro día estábamos viendo el telediario, “el parte” que dice él, y salió Pablo Iglesias hablando de la casta. Mi madre y yo ya nos estábamos preparando para la retahíla de insultos que suelta cada vez que lo ve.
—Lo he visto alguna vez, sí. Ciertamente un espectáculo.
—Pues esta vez no. Dijo un escueto “en eso tiene razón el chaval”. Y siguió comiendo la sopa como si nada.
—Increíble.
—Aún hay esperanza para mi padre. Es fantástico, ¿no crees? —preguntó Bea ilusionada.
Nacho asintió con la cabeza, pero estaba mintiendo. La idea no le parecía tan maravillosa como a ella. Hasta el momento, Pablo Iglesias era la persona más odiada por el padre de Bea. Si dejaba de serlo, el que ocupaba el número dos en el ranking de odio pasaría a ir en cabeza. Y ese era él: Nacho, el novio nunca deseado de su hija, el desarrapado perdedor que nunca llegaría a nada, el hijo de una familia pobre de Aluche, el reponedor del Alcampo sin cerebro ni dinero para poder siquiera estudiar una carrera, el don nadie. Encabezar la lista de odio de su suegro no le hacía ninguna gracia. Prefería que Pablo Iglesias siguiera ostentando el título de campeón
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