“Los gayumbos de Pablo Iglesias”
El premio anti-Planeta definitivo.
Organizado por la Ed. LcLibros
El acto fue una pasada; gracias a todos los asistentes.
El ganador fue: Jose Manuel Jaén Bernuz, con «La madre que parió a Jackie Earle Haley».
La crónica de Diario 16 lo refleja estupendamente, pero aún así os dejamos un video resumen.
CONVOCATORIA
Viernes 14 de octubre.
Bar Aleatorio (calle Ruiz, 7, junto a la plaza 2 de Mayo).
19:00 horas.
ACTO CANALLESCO-FESTIVO:
Desde la editorial LcLibros te invitamos a un acto canalla y festivo, en el que desvelaremos los finalistas y el ganador de los 500 euros del premio.
Con la publicación de la obra premiada y de los finalistas destacados, inauguramos la colección DESFASE, donde la irreverencia, el humor, la desinhibición y la extravagancia dejan de ser un inconveniente para convertirse en requisito para la búsqueda de aire fresco en la literatura en castellano.
Hablaremos y leeremos sobre las interioridades íntimas de Pablo y conoceremos los enfoques más interesantes que los gayumbos paulinos han propiciado entre los participantes.
¿Por qué Anti-Planeta?
Porque premiamos precisamente todas las cualidades que no se van a considerar en el premio Planeta: nos da igual que el ganador sea bien conocido y aseado; lo que buscamos es un auténtico premio de descubrimiento, siguiendo la tradición clásica española. Premiamos talentos en crudo.
Acompáñanos el viernes 14 de octubre en el Aleatorio, a la entrega del premio “Los gayumbos de Pablo Iglesias” y comprueba por ti mismo de qué va todo esto de los libros y del Desfase.
Estás invitada/o. La entrada es libre. ¡Vente! Lo pasaremos bien. Nos esperan unos buenos y descacharrantes textos.
Contamos con Diego Mattarucco en el acto.
Actuará unos minutos en la presentación del premio DESFASE, que como sabéis es este viernes 14 de octubre a las 19.00.
Unas palabras de José Ángel Mañas, editor de Desfase, para abrir boca:
“Digamos que Mattarucco se ha buscado unos zapatos algo ortopéicos (perdóname los prejuicios prosaicos, Diego) y se ha adentrado con ellos por el peliagudo sendero aliterativo hacia el que le conduce su gusto por los sonidos. Pero lo ha hecho, como buen artista, de manera extrema. Hasta el punto de que creo, tras haberle visto actuar y haberle leído, que lo que no saque él de este molde no lo socará nadie.
Igual que los mejores chistes esconden verdades, la carraca verbal de estos artefactos, en manos de un autor con talento, esconde -o a lo mejor desvela- la reflexión de un moralista, en el mejor sentido del término. Y es que, no conforme con el mero juego de palabras, Mattarucco se emperra en coger vocablos fonéticamente afines y los choca y los frota entre sí hasta que la chispa del sentido brota y produce un incendio intelectual encauzado -casi diría que inevitablemente- por su visión de mundo: una visión serenamente escéptica donde cohabitan sin agredirse una sabia sentimentalidad, la lucidez, la alegría y la nostalgia. Sus textos nos sorprenden, una vez pasados los fuegos artificiales, con un poso agradablemente nutritivo.
Tenemos ante nosotros un auténtico artista de la palabra. Hay que oírle y disfrutar”.